La dislexia puede ser un reto para las familias, pero más aún para los niños que viven con ella, porque les hace cuesta arriba buena parte del aprendizaje cuando están en edad escolar.
De acuerdo con la directora del Centro Terapias del Desarrollo, Rusdeiba Agelvis, la dislexia es una dificultad específica del aprendizaje de la lectura y escritura de origen neurológico.
Los niños con dislexia pueden dedicar prácticamente toda su atención a decodificar el sonido de las diferentes letras y pronunciar la palabra. Sin embargo, no lo logran.
“¿Qué es decodificar? Es un proceso auditivo y visual en el que el cerebro es capaz de relacionar las letras con los sonidos que producen, así como separar esos sonidos que forman las palabras y mezclarlos para armar una oración. Esta cadena de procesos no son posibles en el cerebro de alguien con dislexia”, dijo Agelvis.
Señales para reconocer la dislexia
Así como la dislexia puede abarcar varios aspectos del aprendizaje y la vida diaria del niño, las señales para reconocerla también son diversas.
La especialista detalló que uno de los aspectos que pueden notar los padres y cuidadores de los niños son los problemas con la lateralidad, es decir, que no manejan bien la diferencia entre derecha e izquierda.
Los niños con dislexia usualmente tienen dificultades para prestar atención, leer, escribir y para resolver problemas matemáticos. En la escritura se puede identificar que invierten o trasponen números y letras. Asimismo la lectura requiere de mucho esfuerzo para ellos.
En su vida cotidiana puede afectarles que tienen dificultad para seguir instrucciones, llevar secuencias y aprender rutinas, porque les cuesta organizar sus pensamientos. Además, algunos pueden tener problemas para mantener el equilibrio y la memoria a corto plazo.
Diferentes tipos de dislexia
La también profesora en Neurociencias de la Universidad Monteávila detalló que entre los tipos de dislexia, predominan dos variantes: la dislexia superficial y la fonológica.
Agelvis señaló que la dislexia superficial es la más común en niños y niñas y pese a que tiene varias de las características mencionadas, la lectura se logra con pocas dificultades.
Los niños con dislexia fonológica sí tienen mayores trabas al momento de desarrollar la lectura, especialmente cuando se trata de palabras largas o nuevas. Las palabras que ya conocen pueden leerlas sin dificultad, por lo que en lugar de leer realmente hacen una deducción visual para reconocer la palabra.
A qué edad se nota más fácilmente la dislexia y cómo sobrellevarla
Agelvis aseguró que entre los 7 y 8 años de edad puede ser más evidente un caso de dislexia, debido a que son las edades en las que la educación se enfoca más en la lectura. También se pueden ver señales en los alumnos de preescolar, pero si no hay ningún indicio en esa etapa el niño puede tener un mejor pronóstico a futuro.
La especialista alegó que para sobrellevar la dislexia de la mejor manera es necesaria la detección precoz. Con esto se puede comenzar un proceso de incorporar técnicas de aprendizaje para armar palabras y detectarlas.
“También podemos trabajar con equipos de estimulación auditiva que existen en nuestro país desde aproximadamente 2005 y que han brindado excelentes beneficios”, añadió.
La experta en neurodiversidad comentó que el papel de los adultos es clave para mejorar el aprendizaje y la calidad de vida de los niños con dislexia. Destacó que deben trabajar en conjunto los padres o representantes, con profesores y terapeutas para obtener mejores resultados.
“La vida de un niño con dislexia puede cambiar de manera importante sí todos los involucrados trabajamos en el mismo objetivo. La unión de padres y maestros así como la de su equipo de especialistas brindarán una transición escolar más agradable y productiva en el niño”, comentó.
Algunas de las especialidades a las que se puede acudir para apoyar a un niño con dislexia son fonoaudiología, terapia ocupacional, psicopedagogía, psicología y, como prioridad, neurología infantil.
El apoyo emocional de la familia también es fundamental para garantizar al niño un desarrollo educativo más llevadero y evitar que pueda sentir frustración por presentar una dificultad para leer o escribir.
